La diputada Mónica Frade desató un escándalo al tomar la palabra durante una sesión parlamentaria en Argentina para recomendar el uso del dióxido de cloro como tratamiento contra el coronavirus, a pesar de que un adulto y un menor de edad ya murieron en ese país por tomar una sustancia que está prohibida por las autoridades sanitarias.
“Los exhorto a que se contacten con el alcalde de San José de Chiquitos, en Santa Cruz de la Sierra, que ha utilizado métodos alternativos y que no tiene en su ciudad un caso de covid“, aseguró Frade al referirse a un pueblo pequeño de Bolivia que tiene poco más de 9.000 habitantes y que, entre otras medidas, impuso el dióxido de cloro como parte del tratamiento de atención a pacientes graves de coronavirus.
El alcalde de esa localidad, Germaín Caballero, autorizó el uso de la sustancia, pero el éxito del combate a la pandemia se explica más bien porque se organizaron rastrillajes para detectar contagios casa por casa y aislar a los enfermos, se repartieron dotaciones gratuitas de medicamentos, se dio seguimiento a los grupos vulnerables y se establecieron programas de colaboración entre autoridades, empresarios y vecinos en general.
