El Instituto de Tecnología de Massachusetts ha dado a conocer una mascarilla que no bloquea el virus, funciona dejando entrar al mismo para luego matarlo usando calor.
Los investigadores calcularon la rapidez de la degradación del coronavirus en diferentes condiciones y concluyeron que una temperatura de 90 grados Celsius contribuiría a la reducción de entre miles y millones de partículas virales, dependiendo del tamaño final del modelo.
A medida que la persona inhala y exhala, el flujo de aire se invierte continuamente, lo que permite que las partículas del virus pasen por la malla muchas veces, degradándose hasta su desactivación completa. El aire purificado sale por rejillas de ventilación colocadas a ambos lados de la máscarilla.
