El arbitraje se consolida como un mecanismo eficaz para la resolución de controversias comerciales, destacándose por su celeridad y costos accesibles, desmitificando la idea de que resulta oneroso. Contar con una solución expedita, que evita procesos de años, constituye una ventaja significativa para cualquier empresa, coincidieron la Asociación de Empresarios de México (ADECEM) y la Comisión de Arbitraje de la Barra Mexicana de Abogados (BMA).
Durante una reunión de trabajo, el presidente de ADECEM, Julio César Silvas Inzunza, y la coordinadora de dicha comisión, Andrea Orta González Sicilia, señalaron que, si bien México goza de prestigio en el uso de esta figura, aún enfrenta el reto de consolidarla debido a que su conocimiento no está generalizado.
Andrea Orta afirmó que México es considerado una sede arbitral confiable, gracias a su sólida comunidad especializada y a un poder judicial que respalda el proceso. No obstante, reconoció que, pese al tamaño de la economía mexicana, su ubicación estratégica y los tratados comerciales con países como Estados Unidos y Canadá, aún es necesario avanzar más para fortalecer esta institución. Incluso, observó que existen ciertos sectores en los que el arbitraje aún no se ha implementado.
En la misma línea, Julio César Silvas destacó que México cuenta con bases sólidas en la materia desde la adopción de la Ley Modelo de la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, así como con la firma de tratados internacionales como el T-MEC y la Convención de Nueva York de 1958. Sin embargo, coincidió en que el arbitraje en México “sigue en construcción”, debido al desconocimiento de empresarios y abogados que redactan contratos sin incluir cláusulas arbitrales, lo que limita significativamente su difusión.
La coordinadora de la Comisión de Arbitraje precisó que esta figura se utiliza con mayor frecuencia en sectores como infraestructura, energía y construcción, mientras que está prácticamente ausente en industrias como el turismo y los servicios. Para impulsar su adopción en estos y otros rubros, subrayó la necesidad de que se incluyan cláusulas arbitrales en una mayor cantidad de contratos.
Durante el encuentro, también se consideró fundamental que las instituciones de educación superior integren el arbitraje en sus planes de estudio, con el fin de que los futuros profesionistas egresen familiarizados con esta herramienta.
Respecto a los costos, Julio César Silvas aclaró que existen opciones accesibles para quienes deseen recurrir al arbitraje, como la Cámara de Comercio de la Ciudad de México y el Centro de Arbitraje de México, los cuales ofrecen procedimientos de baja cuantía que pueden resolverse en aproximadamente 60 días. En promedio, un arbitraje puede concluir en un año o poco más, a diferencia de los juicios en tribunales administrativos, que pueden prolongarse entre dos y cuatro años.
Además, destacó que más del 80% de los laudos arbitrales se cumplen de manera voluntaria, lo que refleja la confianza de las partes en este mecanismo, que seguirá ganando fuerza en México.
Por ello, Andrea Orta invitó al sector empresarial a darle una oportunidad al arbitraje, asegurando que, al hacerlo, descubrirán que existen alternativas viables a los procesos judiciales tradicionales para resolver sus conflictos. Julio César Silvas añadió que es imperative descentralizar esta práctica, ya que actualmente se concentra principalmente en la Ciudad de México.