
Este pasado lunes ocurrió un hecho lamentable en el suroeste de Pará, al norte de Brasil.
Se trata de la mayor masacre registrada en una cárcel brasileña desde la de Carandiru en 1992.
¿Cuál es?
La del Centro de Recuperación Regional de Altamira, una rebelión de cinco horas donde dejó 57 muertos, entre ellos 16 decapitados.
¿Cómo ocurrió?
Los disturbios empezaron desde las 7:00 con una pelea interna, después el lugar se incendió. El humo invadió el lugar lo que ocasionó la muerte de algunos presos por asfixia, asimismo, dos oficiales fueron retenidos como rehenes.
Los hechos finalizaron a las 12:00 horas, de acuerdo con las autoridades de Pará.
¿El motivo de la pelea?
De acuerdo con las autoridades, las rivalidades de las pandillas.
Por ahora, se trasladarán a 46 internos sospechosos, de ellos 10 son líderes de las pandillas, los cuales serán enviados a una cárcel federal. Mientras para el resto se irán a diferentes unidades estatales.
Investigaciones por parte del CNJ.
El Consejo Nacional de Justicia (CNJ) detalló en su informe que la cárcel tenía más del doble de su capacidad, es decir contaban con 343 prisioneros en vez de 163. Además, de que el número de oficiales correccionales era muy bajo ya que disponían de 33.
Por lo tanto, la CNJ clasificó las condiciones del lugar como “terribles”.