La socialité volvió a convertirse en el centro de todas las miradas durante el evento más esperado por los apasionados de la moda, no solo por llegar en un look de Marilyn Monroe, sino también por todo lo que hizo para que le quedara a la perfección.
Kim asistió con el vestido que Marilyn usó en 1962 para cantarle Happy Birthday al presidente John F. Kennedy; siendo así la segunda persona en usarlo después de Monroe.
«Estoy muy honrada de usar este icónico vestido que Marilyn Monroe usó en 1962 para cantarle ‘Feliz Cumpleaños’ al presidente John F. Kennedy. Es un impresionante vestido muy ceñido adornado con más de 6 mil cristales cosidos a mano por el diseñador de vestuario Jean Louis. Gracias Ripley, ¡Aunque usted no lo crea! por darme la oportunidad de estrenar esta pieza evocativa de la historia de la moda por primera vez desde que la usó Marilyn Monroe. Estaré por siempre agradecida de este momento».
Kim, a través de Instagram.
El vestido originalmente costó 243,527 pesos en ese entonces y fue creado con chifón del mismo color que el tono de piel de la actriz para que así fuera una pieza «que solo Marilyn Monroe podría usar».
La pieza fue subastada por primera vez en 1999 por más de 20 millones de pesos y volvió a ser vendida en 2016 por Julien’s Auctions, alcanzando el monto de 4.8 millones de dólares (97 millones de pesos mexicanos). El comprador fue el famoso museo de Ripley en Orlando, Florida, y desde entonces se ha mantenido en una habitación con temperatura y humedad controladas. La única regla para prestarlo a Kim fue que la socialité solo podía usarlo en la alfombra roja de la Met Gala, cambiándolo por una réplica dentro del recinto.
Durante la prueba, el equipo del museo regaló a Kardashian un mechón de Monroe y preparó una sala especial, llena de recuerdos y material relativo a la actriz. Esto, presuntamente con la finalidad de que la empresaria pudiera replicar con mayor exactitud el tono de cabello de Monroe.
El proceso para que la Kardashian lo pudiera llevar no fue tarea fácil pues tuvo que seguir una dieta de lo más estricta para que le quedara a la perfección, ya que esta pieza no puede ser modificada. La empresaria confesó que bajó más de 7 kilos en tres semanas al ver que el vestido no le quedaba, festejando en su hotel después del evento con una fiesta de pizza y donas.
«Soy extremadamente respetuosa con el vestido y todo lo que significa para la historia de América […] Nunca querría sentarme o comer con él puesto, o ponerlo en peligro de cualquier manera, y no llevaré el tipo de maquillaje en el cuerpo que normalmente llevo».
Kim Kardashian