Diversos investigadores piensan que los primeros fuegos artificiales provienen de China, mezclando nitrato de potasio, sulfuro y grafito. Esta sustancia fue llevada a Occidente durante la invasión árabe de España y África. Lo que le da un valor agregado a las explosiones de los fuegos artificiales es el espectáculo colorido que estos desencadenan en el cielo. Pero esos colores solo se producen gracias a uso de ciertas sales químicas específicas.
Para lograr la explosión de los fuegos artificiales, se necesita una mezcla de combustible, un oxidante que produzca el oxígeno necesario para la combustión, y cloruros de metal (sales). Dentro de estas sales se encuentra el sodio (que genera el color amarillo intenso), el calcio (que da el color naranja), el cobre (que crea el color azul), el bario (que proporciona tonalidades verdes), el litio (usado para obtener color rojo), entre otros.
Es importante tener conciencia sobre el uso de los fuegos artificiales para evitar accidentes. Además, es importante que su uso sea restringido en las zonas en donde los fuegos artificiales no puedan propiciar desastres ecológicos.
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