Los perros usan un lenguaje canino muy desarrollado y emiten señales visuales, olfativas y auditivas bastante grandes. Lo único que debemos hacer nosotros como sus dueños es prestar atención, saber reconocerlas e interpretarlas. Como bien es sabido por todos, el perro viene del lobo, de hecho, pertenecen a la misma familia. Con ello queremos decir que un perro es un animal depredador, está en su ADN al igual que la agresividad. Normalmente, cuando los perros se sienten acorralados o les ponemos bajo mucha presión, cualquier perro por bueno que sea puede llegar a morder.
La primera de las señales que nos lanzan los perros que nos indican que van a morder son rascarse u olfatear el suelo, que son las más comunes, además de gruñir. No siempre indican que van a morder, sino que cuando lo hacen en situaciones que les incomodan es probable que nos estén indicando que lo están. Cosas como bostezar, relamerse los labios, mirar constantemente hacia otro lado o moverse lentamente son indicadores de estas señales. Si después de habernos lanzado las señales anteriores el perro comienza a jadear, tiene las pupilas dilatadas, los ojos muy abiertos, sacude su cuerpo para liberar tensión y adrenalina o se le eriza el pelo del lomo, nuestra mascota nos está indicando que la situación cada vez le incomoda más y que está apunto de morder.