Un estudio alerta que los microplásticos están presentes en la lluvia, representando un riesgo significativo para la salud humana, y advierte sobre la urgente necesidad de desarrollar estrategias para resolver este problema global.
José Saturnino Díaz, Investigador de la Facultad de Biología de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), explicó el ciclo de estos contaminantes. El proceso inicia con el desgaste constante de materiales plásticos en la tierra, que se desfragmentan en partículas diminutas. Estas son arrastradas por el viento hacia la atmósfera, donde quedan suspendidas hasta que una fuerza climática, como la lluvia, las devuelve al suelo, incorporándolas así a los ciclos biogeoquímicos dentro de las propias gotas de agua.
El investigador detalló que el ciclo del aire que produce la lluvia arrastra una carga de sustancias químicas derivadas de emisiones industriales, vehículos y del deterioro de productos como llantas, botellas y bolsas. Este material es golpeado por el viento y calentado por la luz solar, disolviéndose en partículas de polvo que luego se integran en las gotas de lluvia.
“De tal forma que, a esta se integra a la partícula de agua formando parte de los ciclos biogeoquímicos van acompañados de agua, viento y de los cuerpos de nosotros mismos que desechamos la basura, ante esto no tenemos estrategias reales para poder resolver este gran problema que cada día se vuelve más grave, siendo un enemigo silencioso”, señaló Díaz.
Aclaró que el polvo que se observa en el ambiente no es solo tierra, sino una mezcla compleja que incluye cortezas de árboles, pieles, huesos de animales, pelo, excretas y, crucialmente, microplásticos, formando un cóctel contaminante que respiramos.
Otro contribuyente subestimado, según el experto, son las ciudades mismas. La pintura para casas y los impermeabilizantes, que contienen plástico, se degradan y liberan partículas que se suman a este ciclo, terminando en las gotas de lluvia.
Díaz criticó la percepción fragmentada del problema, señalando que el ser humano aún no dimensiona sus grandes consecuencias, las cuales no son solo individuales, sino que tienen un impacto a nivel global.
Respecto al impacto en la salud, advirtió que la inhalación de estas partículas afecta gravemente el sistema respiratorio, acumulándose en pulmones y el tracto respiratorio. También pueden dañar la vista y el sistema digestivo. A la larga, esta acumulación se manifiesta en una gran diversidad de formas de cáncer, subrayando la gravedad de esta amenaza silenciosa.